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HCC - Hepatocellulärt karcinom

HCC - Hepatocellulärt karcinom



Artikel hämtad från: gacetamedica.com (Andrea Rivero Garcia)

Un nuevo paradigma para una enfermedad compleja

El carcinoma hepatocelular suele desarrollarse en pacientes con enfermedades hepáticas crónicas, especialmente cirrosis. Es un tumor de elevada complejidad clínica, ya que su evolución y tratamiento dependen de múltiples factores: el tamaño y número de lesiones, la función hepática, la presencia de comorbilidades y las características personales del paciente.

Hasta ahora, la guía BCLC se ha distinguido por ofrecer un marco práctico que integra el estadio del tumor, la función hepática y el estado general del paciente para recomendar el tratamiento más adecuado. En su versión 2025, este sistema evoluciona incorporando nuevos conocimientos sobre predicción del pronóstico, selección terapéutica y participación del paciente en la toma de decisiones.

«Nuestro objetivo ha sido ofrecer una guía que no solo refleje la mejor evidencia científica disponible, sino que también sea aplicable a la práctica clínica real, considerando la diversidad de contextos y la voz de cada paciente», subrayó Maria Reig.

Pronóstico y estratificación más precisa

La nueva guía refuerza el papel del sistema BCLC como herramienta para estimar el pronóstico y guiar el tratamiento. Mantiene la importancia del tamaño y número de tumores, la invasión vascular, la diseminación extrahepática, la función hepática (clasificación Child-Pugh o ALBI) y el estado funcional del paciente, pero incorpora indicadores adicionales que permiten una evaluación más fina del riesgo.

Entre ellos destaca la identificación de predictores de recurrencia tras el tratamiento curativo, como la presencia de nódulos múltiples o la invasión microvascular, y la posibilidad de integrar biomarcadores y herramientas de inteligencia artificial en la estratificación del riesgo.

Además, las guías proponen una interpretación más dinámica del pronóstico: el estadio BCLC ya no se concibe como una categoría estática, sino como una referencia flexible que puede evolucionar según la respuesta al tratamiento o la progresión de la enfermedad.

Diagnóstico y estadificación: integración y precisión

El documento destaca la importancia del diagnóstico no invasivo mediante técnicas de imagen de alta calidad, que permiten confirmar la presencia de CHC en la mayoría de los casos sin necesidad de biopsia. No obstante, se subraya el valor creciente del análisis histológico y molecular, especialmente en escenarios ambiguos o en contextos donde el tratamiento depende de la caracterización tumoral detallada.

En cuanto a la estadificación, las guías BCLC 2025 consolidan un enfoque integrador que combina variables tumorales, función hepática y estado clínico general. Este modelo continúa siendo esencial para determinar el tratamiento más adecuado en cada paciente, pero ahora incorpora elementos que permiten ajustar las decisiones en tiempo real, de acuerdo con la evolución del caso.

Avances en el tratamiento del carcinoma hepatocelular

La nueva edición de las guías refleja los grandes avances en el manejo del CHC en todas sus fases, desde los estadios iniciales hasta la enfermedad avanzada.

En los casos muy iniciales, las opciones ablativas se amplían e incluyen radiofrecuencia, microondas, radioterapia externa (EBRT), radioembolización (TARE) y quimioembolización (TACE), todas ellas con resultados comparables en determinados contextos. Esta variedad permite adaptar el tratamiento a las características anatómicas, clínicas y personales de cada paciente.

Para los pacientes en estadios intermedios o avanzados, la inmunoterapia ocupa un lugar central. Los nuevos esquemas combinados —por ejemplo, inhibidores de puntos de control inmunitario junto a terapias antiangiogénicas— han demostrado prolongar significativamente la supervivencia. Las guías recomiendan priorizar estos tratamientos en primera línea, siempre bajo criterios de selección bien definidos.

Asimismo, se reconoce el valor de la evaluación secuencial: los pacientes que progresan con un tratamiento pueden beneficiarse de otras estrategias sistémicas o locorregionales, siempre que la función hepática se mantenga estable.

El modelo CUSE: una nueva herramienta para decidir en la incertidumbre

Uno de los principales aportes conceptuales de las guías BCLC 2025 es el modelo CUSE, un marco de apoyo a la decisión clínica que considera cuatro dimensiones clave:

  • Complejidad, que refleja la interacción entre los múltiples factores clínicos, sociales y personales implicados.
  • Incertidumbre, derivada de la falta de evidencia concluyente en algunos escenarios y de la variabilidad del pronóstico individual.
  • Subjetividad, que integra los valores, expectativas y preferencias del paciente, así como las interpretaciones del equipo clínico.
  • Emoción, que aborda el impacto psicológico y afectivo de la enfermedad y del proceso de decisión.

Este modelo permite a los comités multidisciplinares estructurar la deliberación clínica, reconociendo la incertidumbre como un componente inherente a la práctica médica y promoviendo decisiones compartidas entre pacientes y profesionales.

«La incorporación del modelo CUSE refuerza el enfoque de medicina basada en la evidencia y en el valor que caracteriza a la guía BCLC, con un impacto directo tanto en los profesionales como en los pacientes», destacó Reig.

Hacia una medicina más personalizada y colaborativa

La actualización de las guías BCLC 2025 marca un paso decisivo hacia una medicina del cáncer de hígado más precisa, participativa y centrada en la persona. Al integrar los últimos avances científicos con el nuevo marco de toma de decisiones, el documento ofrece a los equipos clínicos una herramienta que combina rigor, flexibilidad y sensibilidad humana.

Como resumió Reig, «el reto no es solo elegir el mejor tratamiento, sino hacerlo teniendo en cuenta la complejidad del contexto, la incertidumbre de los datos y la experiencia emocional del paciente. Esa es la verdadera personalización».